Fue fundad en 1871 por Don José María Carpizo Sánches, uniendo las tierras de tres fincas convirtiéndose en una de las haciendas más importante de la península.

La actividad de esta hacienda era una mezcla de agricultura con ganadería, con cría de ganado bovino a gran escala. El palo de tinte fue su principal actividad era una mezcla de agricultura con ganadería, con cría de ganado bovino a gran escala.

El palo de tinte fue su principal actividad pero ante el auge del henequén cambió a la extracción de esta fibra, su extensión llego a superar los 36, 226 ha.

Después de su exitoso crecimiento de tener 181 habitantes en 1895 llegó a contar con 728 en 1913- para 1921 un éxodo masivo redujo a sus trabajadores a tan solo 40.

En 1941 fue vendida y diez años más tarde cambia de propietario hasta la actualidad en que se encuentra parcialmente abandonada e improductiva. Parte del caso, sobre todo las casas de los acasillados y de peones, lo habita una comunidad, cuenta con red eléctrica, y conserva sus calles, su taller de carpintería y su capilla en buenas condiciones, la pequeña comunidad cuenta con transportes particulares y tienda entre otros servicios básicos.

El aspecto general de la edificación es de estilo neoclásico, con interesantes soluciones decorativas en la fachada, donde se emplean los mosaicos importados de color azul, contrastando con juegos de grecas y roleos, mientras que las techumbres se cubrían con tejas marsellesas.

El conjunto aún conserva la casa principal y otras dependencias como el cuarto de máquinas. Los restos de esta antigua hacienda ganadera y henequera son una extraordinaria muestra de la arquitectura que se desarrolló en el siglo XIX para este tipo de lugares.